Frente a la Basílica de la Virgen de los Desamparados y la puerta catedralicia de los Apóstoles, se extiende la Plaza de la Virgen, a modo de gran superficie repleta de palomas que revolotean, ajenas a su condición de eternas testigos del paso del tiempo. Es esta una plaza sobria, sin demasiado ornamento, y de la que únicamente destaca una fuente que ni siquiera está ubicada en su centro.
La fuente es como una Falla en bronce que, haciendo honor a la creatividad del carácter valenciano, representa al rio Turia en forma humana, rodeado por sus afluentes. Esta alegoría hecha fuente, es un "monumento al agua", a la vez que decorado inevitable para miles de fotos disparadas por los muchos visitantes que, a lo largo del año, se pasean por el lugar.
Desde la plaza de la Virgen se accede a la calle de los Caballeros, antiguo barrio aristocrático en el que se conservan palacios y casa solariegas, que hoy en día albergan en su interior las sedes de organismos oficiales.
La fuente es como una Falla en bronce que, haciendo honor a la creatividad del carácter valenciano, representa al rio Turia en forma humana, rodeado por sus afluentes. Esta alegoría hecha fuente, es un "monumento al agua", a la vez que decorado inevitable para miles de fotos disparadas por los muchos visitantes que, a lo largo del año, se pasean por el lugar.
Desde la plaza de la Virgen se accede a la calle de los Caballeros, antiguo barrio aristocrático en el que se conservan palacios y casa solariegas, que hoy en día albergan en su interior las sedes de organismos oficiales.
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