Una elección difícil, pero Nueva York (ver hoteles en Nueva York) representa un estilo de ciudad único en el mundo; es el mejor ejemplo de lo que es una ciudad de rascacielos. El referente para otras muchas ciudades que intentan copiar su perfil. Moderna y cosmopolita, Nueva York nos puede ofrecer muchas experiencias distintas: pasear por Manhattan, situarnos en la Estatua de la Libertad y pensar en la de sueños que se habrán perdido o cumplido de aquellos inmigrantes que hace ya décadas cruzaban el charco en busca de la “Tierra de Oportunidades”, recorrer Central Park y la 5ª Avenida…
9.- París
Aparece esta ciudad por ser el referente del romanticismo, y su Torre Eiffel el símbolo más universal del amor. Es una megametrópoli y eso la hace perder muchos puntos, pero sin embargo, visitarla cuando se va acompañado del amor de tu vida es una sensación irreal (Ver hoteles en París). Es como olvidarlo todo y a todos, para centrarte en la persona con quien estás y compartir las muchas maravillas que esta ciudad puede ofrecerte: la Torre, Notre Dame, el paseo por el Sena, Montmartre…
8.- Venecia
Es quizás la gran rival de París en cuanto a ciudad representativa del romanticismo, pero a mí particularmente, me trae unos recuerdos preciosos… y estoy seguro que me traerá más. Venecia es pura nostalgia, es belleza en estado puro, es la calidez que se desprende de cada uno de sus canales, y la belleza que nos ofrece cada una de las estampas que forman sus puentes. Y su colosal Plaza de san Marcos.. eso es algo que no se olvida.
7.- Río de Janeiro
Está esta ciudad en el grupo por su espectacularidad, por su diversión, por su particular forma de ver la vida y ofrecerla al mundo. Por sus playas, por su marcha, por esos amaneceres y atardeceres que tan maravillosos se ven sobre las playas de Copacabana, o de Ipanema… mientras desde arriba, su Cristo Redentor parece ofrecer al mundo aquel paraíso multicolor.
No todo van a ser monumentos o paisajes. El reino animal también debe tener una cabida. y es que ver la vida animal en su hábitat natural es una experiencia inenarrable. Contrastar nuestro mundo habitual con la vida de las tribus africanas en plena sabana, indescriptible. No podemos dejar pasar una vida sin integrarnos con aquellos que también comparte con nostros nuestro planeta, y observar y disfrutar de lo que es un buen safari fotográfico.
5.- Alaska
Sólo cerrad los ojos un momento. Imaginad un paisaje, el más bello que se os pueda ocurrir. Da igua, montañas, rios caudalosos y rugientes, cascadas, nieves, extensos prados. Tanto Canadá como Alaska cumplen esos requisitos. Pero ésta última, Alaska, es uno de los rincones del mundo que aún puede ofrecernos todo eso en un estado casi virgen.
Quizás sea su silueta, la de la abadía levantarse sobre el Mont Saint Michel, una de las estampas más conocidas por el buen viajero. Allí sobre su perfil, cuenta la leyenda que los angeles del cielo hubieron de luchar contra los demonios por el dominio de la Tierra. Y salieron victoriosos. La Abadía desde entonces reina en la zona, viendo cómo cada día el avance de las aguas la aisla de Tierra. Ver el avance de las aguas sobre la Tierra en tan pocos minutos es una experiencia maravillosa. Una estampa que se queda impregnada en la retina del turista más preciado.
Una de las siete maravillas del mundo por derecho propio. Siglos de culturas y tradiciones; siglos de filosofía y de creencias; batallas por un imperio; más de 7.000 kms. de colosales murallas levantadas por el hombre. Su creador Quin Shi Huan fue quien unió a todos los Reinos Combatientes en un sólo Imperio en el año 221 a.C.
2.- El Cairo
Es un paseo por la más grande Historia de la Humanidad. Desde el nacimiento de un gran imperio, como fue el egipcio, hasta el paso de los romanos por sus tierras, el islam, o aquel breve momento de la Historia en que los franceses tomaron la capital egipcia, con Napoleón al frente. Las pirámides de Egipto son el símbolo de la grandeza de un Imperio. Son el mayor misterio sobre la Tierra. Son la mayor maravilla del Mundo.
1.- Agra, la India.
El Taj Mahal. Su sólo nombre me eriza. Recordar la bella historia que dio origen a este templo; recordar aquellos paseos que di por sus jardines; o el brillo del sol sobre su fachada inmaculada; o la perfección de sus líneas. Pero no es sólo por este monumento y lo que significa. Hay otra razón más poderosa que cualquier otra; que cualquiera de las que he aducido anteriormente para mencionar a los otros monumentos. La constancia y la fé en sí mismo de los hindúes. El viaje a la India es una experiencia única en el mundo. Es cierto el dicho de que quien va a la India jamás vuelve a ser el mismo. Mi vida fue un antes y un después de aquello. De ver las miserias de la India y de ver sin embargo, cómo eran capaces de soportarlas, siempre con una sonrisa en los labios. ¿Resignación? quizás… pero también capacidad para encontrar siempre el lado positivo de la vida. Para conformarse y disfrutar con los pequeños detalles… lo que nunca jamás seremos capaces de hacer los del mundo “avanzado”.
fuente. locuraviajes.com/
1 comentario:
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