Mumtaz Mahal dio a su esposo catorce hijos, pero falleció en el último parto y el emperador, desconsolado, inició casi enseguida la construcción del Taj como ofrenda póstuma. Todos los detalles del edificio muestran su naturaleza romántica, y el conjunto hace alarde de una estética espléndida. En oportunidad de una visita realizada en 1663, el explorador francés François Bernier realizó el siguiente retrato del Taj Mahal y de los motivos del emperador para construirlo:
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