Sus 1.370 metros de longitud trazan una suave curva y se relacionan armónicamente con los montes y edificios de Donostia-San Sebastián.
La Concha enamoró a la reina María Cristina y continúa resultando imprescindible en el verano guipuzcoano. Su carácter de playa urbana hace que apenas una emblemática barandilla le separe de la ciudad.
La Concha enamoró a la reina María Cristina y continúa resultando imprescindible en el verano guipuzcoano. Su carácter de playa urbana hace que apenas una emblemática barandilla le separe de la ciudad.
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